Érase una vez un grupo jovenes muchachas indias fascinadas por la Luna y las estrellas y se decidieron a tocarlas.
Pensaron que de esa forma se transformarían en una estrella o en la Luna. Subieron encima de una colina, pero eso no sirvió.
Persistentes, cada noche las muchachas intentaron siempre encontrar el palacio más alto, pero el cielo continuó estando ausente y lejano.
Una niña india estaba tan decepcionada que una noche vio la Luna reflejada en el lago y , sin dudar, se zambulló en las aguas profundas y desapareció.
La Luna, tocada por ese gesto, dedidió transformarla en una grande flor perfumada que sale solo en la noche: el lirio del agua.
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