Sustancia que debe su nombre a una caverna del monte Pilatos, en Suiza. La leche de luna era conocida en el siglo XVI.
La cavidad donde se encontró se llama Höhle Mondmilchloch (Caverna de la Leche de Luna) y la sustancia fue usada para el tratamiento de úlceras en la piel y de distintas "fiebres", también como cosmético, en los tres siglos siguientes.
Está constituida básicamente por calcita. La leche de luna fue hallada posteriormente en cavernas de varios países europeos, en América, en el sudeste asiático, en África y en Australia. En marzo de 2004, un grupo de espelólogos anunció que un año antes había encontrado el primer río de leche de luna del planeta en una caverna del macizo de Ernio, en la provincia de Guipúzcoa, España.
Según los investigadores de la Sociedad Científica Aranzadi, el río fluye unos 150 metros y tiene consistencia de leche espesa. La leche de luna suele presentarse adherida a las paredes de las cavernas, en estado pastoso o casi sólido, por lo que la existencia del "río" es una curiosidad. Los análisis revelaron que el líquido está compuesto por varios minerales, además de la calcita, entre ellos cuarzo y brushita.
Rio subterráneo de leche de luna (mondmilch), de la sima-mina de Alzola (Gipuzkoa, Pais Vasco).
El moonmilk de la cueva suiza donde fue inicialmente descrito es un depósito muy plástico en estado húmedo, de color blanco, compuesto por más del 95% de calcita micro o criptocristalina, dispuesta en capas de aproximadamente una décima de milímetro de espesor (Fischer, 1993).
Este autor limita la aplicación del término moonmilk a los depósitos de composición exclusivamente carbonática, sugiriendo la denominación “pseudomoonmilk” para aquellos otros formados por especies minerales diferentes (sulfatos, fosfatos, silicatos). Bernasconi (1981) propone el uso de la denominación “white plastic masses” para todos los depósitos subterráneos similares al moonmilk, cualquiera que sea su composición mineralógica, siempre y cuando constituyan un sistema de dos fases, sólido y agua, reservando el término moonmilk para los depósitos cuya fase sólida supere el 90% de calcita identificada mineralógicamente. Sin embargo, frente a estos dos autores que restringen el término a los depósitos de una composición mineralógica determinada, son numerosos los autores (e.g. Hill y Forti, 1986) que describen el moonmilk como un tipo de espeleotema o depósito endokárstico de origen químico (o bioquímico, como se comentará más adelante), caracterizado por sus propiedades físicas y su aspecto, compuesto por diferentes especies mineralógicas, entre las cuales se encuentran, además de los carbonatos más comunes en medio kárstico (calcita y aragonito), otros menos habituales, como monohidrocalcita, dolomita, magnesita, huntita, hidromagnesita, nesquehonita e hidrocincita; también en algunos casos se ha citado la presencia de pequeñas cantidades de minerales ajenos al grupo de los carbonatos, como yeso, algunos fosfatos y silicatos (Bögli, 1980; White, 1988; Hill y Forti, 1986 y 1997; Ford y Williams, 1992; Moore y Sullivan, 1997).
Incluso llegó a proponerse a principios del siglo XX un nuevo mineral (lublinita) para una variedad de calcita fibrosa típica de este tipo de depósitos. No obstante, la mayor parte de los autores modernos (Bernasconi, 1981) desaconsejan la utilización de ese término. Hill y Forti (1986) establecen que la calcita es el mineral más abundante en el moonmilk presente en las cuevas desarrolladas en calizas, mientras que la hidromagnesita lo es en los depósitos existentes en aquellas cavidades abiertas en rocas dolomíticas.
Génesis del moonmilk
La génesis del moonmilk ha sido objeto de numerosas controversias, y aún permanece poco clara. Es un depósito que sólo se ha identificado en ambientes subterráneos (Bull, 1983), bien sean naturales (cavidades kársticas) o artificiales (túneles). Se han propuesto varios mecanismos para explicar el origen de este tipo de depósitos. Hill y Forti (1997) citan los siguientes:
1) el enfriamiento de la caliza debido a la acción de agua subterránea a muy baja temperatura puede producir la expulsión del dióxido de carbono contenido en la roca, provocando la formación de un fluido lechoso en las paredes de la roca;
2) la desintegración o transformación de la roca o de espeleotemas previos;
3) la precipitación directa de los componentes del moonmilk a partir de soluciones provenientes de la interacción con la roca del agua de infiltración rica en dióxido de carbono, bajo determinadas condiciones ambientales que impiden el crecimiento macrocristalino; y, por último,
4) una génesis ligada a la presencia o actividad de microorganismos, bien por corrosión bioquímica de la roca por ácidos orgánicos producidos por los mismos, o bien por precipitación activa de moonmilk por ciertos grupos de bacterias. Como puede verse, alguno de estos mecanismos sólo son aplicables en condiciones muy determinadas, y descartables en función de las circunstancias concurrentes en cada caso a analizar.
Un aspecto recurrente en las discusiones genéticas sobre este material ha sido la participación activa de microorganismos. Pochon et al. (1964) cultivaron bacterias del género Macromonas a partir de depósitos de moonmilk, sin demostrar que participaran activamente en su génesis. También se ha citado la presencia de otros micoorganismos, entre ellos Bacillus brevis, Perabacterium spelei, actinomicetes y algas cianofíceas, sin que quede claro el papel activo de los mismos.
Otro aspecto interesante es la síntesis de moonmilk en laboratorio, que ha sido abordada por Gèze y Pobeguin (1958), a partir del tránsito en tubos capilares horizontales de una disolución acuosa de carbonato cálcico rica en CO2. Viehmann y Motiu (1974) estudiaron el comportamiento en laboratorio, durante un periodo de tiempo largo, de perlas de las cavernas de moonmilk procedentes de una cueva rumana, apreciando incrementos y disminuciones de tamaño y peso en función de la humedad ambiental.
El papel del clima (sobre todo el control ejercido por la temperatura) también parece ser importante. Pese a haber sido inicialmente descritos y estudiados en regiones alpinas frías, los depósitos de tipo moonmilk parecen ser más abundantes, en lo relativo a las cantidades depositadas, en las cavidades tropicales, y por extensión, en las regiones templadas y cálidas.
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