Sus poemas son viajes al fondo oscuro de las emociones, siempre con fuerza y siempre desgarradores.
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Jaime Sabines en el Palacio de Bellas Artes
Jaime Sabines
La Luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de Luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de Luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir
Pon una hoja tierna de la Luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la Luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la Luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la Luna
en dosis precisas y controladas.
De su interior sacó poemas toscos y abruptos. Fue Premio Villaurrutia en 1973 y Premio Nacional de Literatura en 1983. Sus libros son Horal (1950), La señal (1951), Adán y Eva (1952), Tarumba(1956), Yuria (1967), Maltiempo (1972), Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (1973) y Uno es el hombre (1990). Su obra está recopilada en Nuevo recuento de poemas (1977).
Falleció el 19 de marzo de 1999 en México, Distrito Federal, víctima de un cáncer a la edad de 72 años.
Jaime Sabines es uno de mis escritores favoritos, y en especial este poema me encanta, en alguna ocasion se lo lei a una novia que tuve y que quise mucho, seguramente paso desapercibido como tantas otras cosas.
Y es verdad, sirve para encontrar a quien se ama...
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